sábado, 9 de marzo de 2013

Hazme volver, Señor


QUE VUELVA, SEÑOR

De mi vida, vacía e inquieta,
soñadora y excesivamente idealista.

 QUE VUELVA, SEÑOR
De mi soberbia que me impide acoger tu bondad
De mi mundo, que me distancia de tu reino
De mis miserias, que estorban mi perfección
 QUE VUELVA, SEÑOR
De aquello que me hace sentirme
seguro y dueño de mi destino
De toda apariencia que me engaña
y me hace darte la espalda
 QUE VUELVA, SEÑOR
De toda pretensión de malgastar
arruinar o desaprovechar mis días.
 QUE VUELVA, SEÑOR
A tu casa, que es donde mejor se vive
A mi casa, que es tu casa, Señor
A tus brazos, que sé me echan en falta
A tus caminos, para que no me pierda
A tu presencia, para que goce
de la fiesta que me tienes preparada


ORACIÓN FINAL:
¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De los caminos equivocados, HAZME VOLVER, SEÑOR
Cuando malgasto mi tiempo y mi vida:¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De las mentiras y de las calumnias; ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De la falta de oración: ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De la tristeza y de la distancia de Ti: ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De la envidia y del egoísmo: ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De la independencia y del hacer lo que me da la gana: ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!
De gastar lo que soy en cosas inútiles: ¡HAZME VOLVER, SEÑOR!

domingo, 3 de marzo de 2013

Conviértenos, Señor


De nuestros des-encuentros  contigo:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
En nuestras des-esperanzas y  preocupaciones:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestras dudas y  frialdad:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestro orgullo y  soberbia:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestra comodidad y  avaricia:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
Para que te encontremos y no  te perdamos:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
Para que estemos dispuestos  a buscarte:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
Para que seamos conscientes  de nuestras limitaciones:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestra cerrazón hacia  Ti:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestra sordera y ceguera  espiritual:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!
De nuestra manera de ver y  de sentir la vida:
¡CONVIÉRTENOS,  SEÑOR!

sábado, 2 de marzo de 2013

¿Qué frutos darte, Señor?


Mira  mi miseria,
y  dejándome arrastrar por tu riqueza
ojala  recojas de mí aquello que a tu Reino convenga
Acoge  mi buena voluntad,
y  lejos de echarme en brazos de la vanidad
descubra  que, sólo Tú y siempre Tú,
eres  la causa de lo bueno que brota en mí.
Perdona  mi débil cosecha,
y,  sigue sembrando Señor, para que tal vez mañana
puedas  despertar, descubriendo en mí
aquello  que, hoy, brilla por su ausencia:
frutos  de verdad y de amor
de  generosidad y de alegría
de  fe y de esperanza
de  confianza y de futuro
de  vida y de verdad.
Y  no te canses, Señor, de visitar tu viña,
tal  vez hoy, puede que no,
pero  mañana, con tu ayuda y mi esfuerzo,
brotará  con todo su esplendor
la  higuera de mi vida
Amén